Contaminación subterránea amenaza el agua de Miami
Millones de residentes podrían verse afectados por la filtración de una pluma hipersalina y radiactiva proveniente de la planta nuclear Turkey Point, lo que amenaza la calidad del suministro potable en la región
Actualidad07/06/2025



Una amenaza silenciosa se extiende bajo el suelo de Miami, poniendo en jaque la seguridad del agua potable para más de tres millones de personas. Según informó Bloomberg, una pluma hipersalina con trazas de isótopos radiactivos se filtra desde la planta nuclear Turkey Point hacia el acuífero de Biscayne, principal fuente del recurso en la región.


Mientras ingenieros y autoridades luchan por contener la contaminación, la magnitud del desafío revela los dilemas de la energía nuclear en zonas densamente pobladas y ambientalmente sensibles como el sur de Florida.
Una “pluma” en términos hidrogeológicos es una masa de agua contaminada que se extiende gradualmente bajo tierra, adoptando una forma característica que recuerda a una pluma de ave cuando se visualiza en mapas geológicos.
Detalle del problema: la pluma hipersalina y su avance
Ubicada a unos 24 kilómetros al sur de Miami, la planta nuclear Turkey Point, propiedad de Florida Power & Light (FPL), subsidiaria de NextEra Energy Inc., opera desde 1972 y abastece de electricidad a cerca de un millón de hogares y negocios.
Su sistema de enfriamiento, compuesto por una red de canales de 270 kilómetros, fue diseñado para evitar el vertido directo de agua caliente al mar tras una demanda federal en los años setenta.
Sin embargo, este sistema ha generado un problema inesperado: la acumulación de agua con alta concentración de sal y trazas de tritio, un isótopo radiactivo, que se filtra a través del lecho de piedra caliza hacia el acuífero subterráneo.
La pluma de agua salina se ha desplazado hacia el norte y el oeste, acercándose peligrosamente a los pozos de agua potable de Miami y los Cayos de Florida. Según datos recogidos por Bloomberg, la contaminación se encuentra a solo seis kilómetros de uno de los campos de pozos de Miami y a unos once kilómetros de los principales pozos y la planta de tratamiento de Key West.
El avance de la pluma amenaza con introducir agua salada en los sistemas de distribución, lo que podría inutilizar el recurso tanto para consumo humano como para riego.
David Hackworth, ingeniero jefe de la Florida Keys Aqueduct Authority, expresó su preocupación: “Siempre nos elogiaron por la calidad de nuestra agua, que no requería tratamiento. Pero ahora, la preocupación es que la pluma se acerque y nos afecte”.
La autoridad de los Cayos ha iniciado una modernización de su planta de tratamiento, con una inversión de 100 millones de dólares, para prepararse ante la posible llegada de agua salina.
Impacto potencial: riesgos para la salud y el suministro
El acuífero de Biscayne, que se extiende bajo Miami, los Everglades y Biscayne Bay, es una de las mayores reservas subterráneas de agua dulce en Estados Unidos. Más de tres millones de residentes y millones de visitantes anuales dependen de este recurso. La intrusión de agua salina no solo compromete la potabilidad, sino que también puede afectar la agricultura y los ecosistemas locales.
La presencia de trazas de tritio, aunque en niveles bajos, añade una dimensión adicional al riesgo. Se trata de un subproducto de la fisión nuclear y, aunque las autoridades y FPL aseguran que las concentraciones detectadas no representan un peligro inmediato para la salud pública, la preocupación persiste entre los expertos y la población. “El temor es que el agua salada llegue a los grifos, duchas, mangueras y piscinas en algunas de las zonas más densamente pobladas de Florida“, advirtió Bloomberg en su reportaje.
Acciones de contención: esfuerzos y limitaciones
Desde 2018, FPL ha implementado un sistema de extracción para intentar frenar el avance de la pluma. Diez pozos perforados en el perímetro occidental de los canales extraen diariamente unos 57 millones de litros de agua salina del acuífero.
Esta agua, que contiene trazas de tritio, se bombea a más de 975 metros de profundidad en la llamada Boulder Zone, una formación geológica donde, según FPL y las autoridades locales, no representa un riesgo para la salud pública.
Adicionalmente, otros pozos inyectan cada día 114 millones de litros de agua salobre para diluir la salinidad en los canales. A pesar de estos esfuerzos, FPL reconoció en un informe de 2022 que no lograría contener la pluma dentro de los límites del sistema de canales para el plazo acordado de 2028.
La empresa y las autoridades estudian nuevas alternativas, como la perforación de pozos horizontales para interceptar el agua salina que ha avanzado más allá del alcance de los pozos actuales.
Wilbur Mayorga, jefe de monitoreo ambiental y restauración del condado de Miami-Dade, explicó a Bloomberg que FPL está obligada a modificar su estrategia y que cualquier cambio debe ser aprobado y verificado por las autoridades para asegurar que la retracción de la pluma se logre con el tiempo.
Según Bill Orlove, portavoz de FPL, los trabajos han reducido el tamaño de la pluma casi a la mitad y los niveles de salinidad se aproximan a los del agua de mar, acercando la contaminación a los límites exigidos por los acuerdos legales. Sin embargo, tanto la empresa como el condado debaten si es posible acelerar la reducción sin causar impactos ambientales adicionales.
Mary-Jo Hernandez, especialista ambiental sénior de FPL, ha supervisado el funcionamiento de las bombas durante varios años. “Sé que hemos avanzado, que hemos hecho algo bueno”, afirmó. Hasta la fecha, las bombas han extraído más de 113.000 millones de litros de agua salina del acuífero.